VIVIR EN UN VELERO PUEDE SER SUBLIME: la libertad de ir prácticamente a cualquier lugar que te propongas, los atardeceres y amaneceres oceánicos, el balanceo interminable, la sensación de estar siempre en casa aunque siempre estés viajando, ser propietario de tu propia isla.
Pero para tener todo eso, hay que elegir el barco correcto. Los pantalanes no están llenos de modelos distintos porque sí: cada persona tiene sus necesidades. Para definir las nuestras y ver si podemos satisfacerlas, tendremos que hacernos algunas preguntas:
- ¿Cuál es el presupuesto mínimo para comprar un velero?
- ¿Queremos un velero para vivir, vivir y salir a navegar o viajar?
- ¿Qué comodidades necesitamos?
- ¿Cuál es el tamaño mínimo imprescindible?
¿Cuál es el presupuesto mínimo para comprar un velero?
En la era de internet todopoderoso a veces hay hallazgos
Cuando hablamos de un velero de segunda mano (que es de lo que aquí solemos hablar) la casuística es infinita, con precios que van desde 5.000 € hasta lo que quieran pedirnos, pero podemos presuponer lo siguiente:
- Un velero barato que esté en buenas condiciones será pequeño o no estará bien equipado, o tendrá un buen tamaño pero estará viejo y achacoso.
- Un barco caro tendrá, en principio, la calidad y comodidad que se desea, pero su precio puede obligarnos a posponer nuestra nueva vida mientras ahorramos o hasta que nosotros mismos olvidemos que un día quisimos vivir en un velero.
Entonces, ¿qué cifra podríamos considerar la adecuada para salir a buscar un barco para vivir? En base a nuestra experiencia y a lo que vemos en nuestra sección de compraventa de barcos de ocasión, 25.000 € parece una cifra razonable. Con ese dinero es posible encontrar algo aceptable en términos de calidad, tamaño y estado de conservación, o algo más barato donde podremos invertir la diferencia para ponerlo a punto.
Eso no significa que no se pueda conseguir un velero en buen estado y más económico. En la era de internet todopoderoso a veces hay hallazgos: el dueño puede tener prisa en vender porque se marcha a vivir al extranjero, o se jubila y le resulta demasiado caro mantener un barco, o ha heredado el barco y no sabe qué hacer con él. Estas cosas pasan, sí, y son uno de los motivos por los que solemos recomendar tomarnos un tiempo para pensar bien qué necesitamos y sondear el mercado.
Asimismo, también podemos negociar. No sería nada extraño cerrar un trato por esos 25.000 € por un velero que se puso a la venta por 30.000 € o algo más. Pero recordemos que negociar no es regatear, que es algo que se tiene que hacer con inteligencia:
Concretemos un poco: con esos 25.000 € podemos conseguir un barco de 10 a 12 m de eslora, con 15 a 30 años y en relativo buen estado. Ahora bien: entrar a vivir en un velero es hasta cierto punto barato, pero otra cosa son los costes de mantenimiento: amarre, reparaciones, varada anual, combustible, todo eso. Antes de comenzar nuestra vida a bordo, es bueno conocerlos y tomar una decisión calculada para asegurarnos de que no vamos a pillarnos los dedos. No seríamos los primeros.
¿Un velero para vivir, vivir y navegar o viajar?
Los cruceros costeros ponen el énfasis en la comodidad
Este es un gran tema. Si estamos pensando en comprar un barco para vivir, analizemos qué queremos hacer con él. No todos los barcos son iguales ni se adaptarán igual de bien a nuestro programa de navegación.
¿Planeamos quedarnos en puerto la mayor parte del tiempo, dando una vuelta en el barco de vez en cuando sin alejarnos demasiado? ¿Queremos movernos siempre relativamente cerca de la costa, aunque saltando de lugar en lugar? ¿O pensamos a lo grande y aspiramos a la libertad de un barco oceánico que pueda llevarnos a cualquier parte?
Si queremos estar en puerto la mayor parte del tiempo y solo tenemos pensado salir cuando las condiciones meteorológicas sean buenas, no tenemos que preocuparnos mucho por el rendimiento del barco o su desempeño en aguas abiertas. Ese dinero tiene más sentido invertirlo en habitabilidad, lo que nos lleva a cruceros costeros que ponen el énfasis en la comodidad.
Si deseamos la libertad de un circunnavegante, necesitaremos un barco capaz de hacer frente a lo que los océanos ordenen. Un barco de quilla corrida podría ser lo adecuado en este caso: proporcionará suficiente estabilidad y nos hará el viaje más cómodo cuando las cosas se pongan difíciles.
¿Qué comodidades necesitamos?
Pasar unos días en un barco incómodo y vivir siempre en él son dos cosas muy distintas
De entrada, nadie quiere vivir en un velero de regatas construido para ser lo más liviano posible y con un interior espartano. Pero entre los cruceros también hay varios niveles de equipamiento. Algunos están enfocados al rendimiento y la estabilidad, son barcos divertidos y también habitables pero en los que se ha sacrificado en parte la comodidad; otros están pensados para complacer nuestros sentidos y para que nos entren por los ojos, aunque no sean los más prácticos para navegar largas distancias.
En general, los cruceros costeros dirigidos a los navegantes de fin de semana o al mercado de chárter son muy cómodos. Bavaria, Jeanneau, Beneteau, Hanse, Elan, Dufour, etc, conocen bien a su público objetivo y, aunque hacen barcos capaces de velocidades interesantes y grandes travesías, en esencia venden estatus y calidad de vida. Sus barcos siempre ofrecen un asa donde agarrarse, espacio de almacenamiento para todas las pequeñas cosas, y son hasta cierto punto fáciles de operar, ya que están diseñados para personas sin mucha experiencia. Es probable que la dama o el caballero que diseñó alguno de estos barcos lo hiciera pensando: «¿Será este un buen lugar para vivir?», y ese tipo de mentalidad es la que se necesita cuando se trata de tener un velero vivienda.
Porque aunque nos consideremos aventureros que necesitan poco más que una piedra por almohada, pasar unos días en un barco incómodo y vivir siempre en él son dos cosas muy distintas.
Humedad
Sucede que muchos cruceros de fin de semana bien equipados parecen pasar por alto el tema de la humedad. Cocinar y secar la ropa en el interior de la cabina puede convertirla en un invernadero, con lo que volvemos a lo mismo: pasar un par de días en un interior húmedo no es un gran problema, pero que ese invernadero sea nuestra casa es otro cantar.
- Saber más: Humedad en el barco: soluciones inteligentes
A tener en cuenta: Luces interiores y enchufes
Luces interiores: La posibilidad de darle a un interruptor y tener luz es importante. Las lámparas LED portátiles funcionan bien, pero pueden darle a todo un aire provisional que quizá queramos evitar.
Enchufes: Aunque los enchufes de 12 voltios unidos a convertidores funcionan, es posible que no queramos limitar nuestras opciones a eso. Un sistema de cableado clásico de 220 V con suficientes tomas de corriente traerá la felicidad a nuestras vidas cuando tengamos que cargar todos nuestros cachivaches electrónicos.
- Saber más: El sistema eléctrico de un barco
El velero más pequeño para vivir
Una persona no es escalable
Lo ideal, dentro de un presupuesto ajustado, sería un velero lo más pequeño posible, porque el tamaño cuesta dinero. Pero tengamos en cuenta una cosa: aunque todo se pueda miniaturizar sobre el papel, una persona no es escalable, así que tendremos que preguntarnos qué espacio mínimo necesitamos para sentirnos a gusto y no solo para sobrevivir. Dicho de otro modo: tener un velero como vivienda probablemente signifique renunciar algunas cosas, pero tampoco queremos renunciar a todo. Esa necesidad de espacio se traduce en:
- Altura de la cabina: No todos los veleros permiten que un adulto pueda estar de pie dentro de ellos. Pensemos si estamos dispuestos a meternos en un lugar que nos obliga a agachar la cabeza continuamente.
- Dormitorio: Los pequeños veleros donde el sofá donde comes, lees y usas el ordenador es también tu cama y trastero, pierden el encanto con rapidez. Si vamos a vivir en un barco, es posible que queramos algo más que una tienda de campaña flotante.
- Baño: Aunque uno puede hacer sus abluciones por la borda (en puerto mejor no) o usar un WC portátil, es posible que en un velero vivienda prefiramos algo más de confort, lo que nos lleva a un retrete como mandan los cánones con sus correspondientes depósito de aguas negras y sistemas auxiliares. Además, tendremos que asearnos: las duchas solares portátiles y el baño en el mar tienen su encanto, pero una ducha vale su peso en oro aunque comparta espacio con el retrete.
- Cocina equipada: Aunque es posible cortar las cebollas en la mesa del comedor y hervir el arroz en un hornillo portátil, tener un espacio de cocina exclusivo con todas las comodidades habituales marca una gran diferencia. Eso significa disponer de un fogón, un fregadero, una encimera e idealmente una nevera.
A no olvidar: Ligereza y velocidad
Asimismo, un velero de eslora pequeña presenta otros inconvenientes relacionados con su ligereza y escasa velocidad.
Ligereza: Su comportamiento es más torpe frente a olas grandes (el famoso «cascarón»). Un velero con un casco más grande será más fácil de operar en esa situación y perdonará más los errores.
Velocidad: Los veleros tienen una velocidad máxima limitada por su eslora de flotación. Para resumir: cuanto más pequeños son, más lento navegan. Si vivimos en el mar, es probable que no tengamos prisa por llegar a ningún lado, pero aun así querremos disponer de una velocidad razonable para escapar del mal tiempo o recorrer grandes distancias sin que la travesía se haga eterna.
Conclusión
Elegir un velero no es muy diferente a comprar un piso o un automóvil. Tomémonos nuestro tiempo, asegurémonos de entender dónde nos estamos metiendo e informémonos para no pagar, por ejemplo, por una electrónica náutica que no vamos a necesitar. Este blog está lleno de entradas que pueden ayudar.
- Seguir leyendo: Vivir en un velero: lo que hay que saber