LA VIDA A BORDO, en especial cuando se realizan largas singladuras, puede consistir más en afrontar problemas con el barco que en la navegación en sí, lo que suma estrés y fatiga a una actividad ya bastante exigente. Y dado que las cosas tienden a fallar cuando más se las aprieta, es posible que esos problemas afloren en el peor de los momentos.
Por otro lado, para la mayoría de personas comprar un barco supone un gasto mayor, quizá una de las grandes inversiones de nuestra vida, y descubrir que hay que cambiar el motor o someterlo a una reparación importante justo después de adquirirlo es una lección difícil de digerir.
Es infinitamente mejor equivocarse al descartar un buen barco que hacerlo al adquirir uno en mal estado
Así, al revisar un motor marino, lo ideal sería ir asesorados por un mecánico. Pero como ya sabemos, antes de decidirnos por un velero vamos a visitar varios, y sería ruinoso contratar a alguien para que nos asesore todas esas veces; en consecuencia, más nos conviene aprender algunas cosas que nos permitan descartar aquellos motores más dudosos. Hecho este primer filtro, podemos llamar a un mecánico para cuando vayamos en serio con un barco.
Contemos o no con ese mecánico, a la hora de comprar un barco usado no deberíamos tomar una decisión sin tener bastante claro qué pasa con el motor, y si tenemos alguna razón para dudar de su estado, mejor pasar de largo. Es infinitamente mejor equivocarse al descartar un buen barco que hacerlo al adquirir uno en mal estado.
Apariencia general del motor
El aspecto de un motor ofrece pistas valiosas sobre su estado general. Esto no significa que un motor brillante y aparentemente nuevo no pueda esconder problemas, pero si nos encontramos con uno de aspecto descuidado (por ejemplo, unas correas sucias y cuarteadas, o con unos apaños más o menos chapuceros) es fácil suponer que su propietario no lo ha mantenido correctamente. Por contra, si el motor pinta bien y vemos que en el barco hay almacenadas piezas de recambio, o vemos piezas viejas que ya han sido cambiadas, podemos, con la lógica prudencia, darle al dueño un voto de confianza.
¿Qué piezas de recambio deberíamos encontrar, te preguntas? En un barco es recomendable llevar:
- Un filtro de aceite
- Un filtro de gasolina
- Un rodete para la bomba de agua
- Una correa de recambio
- Aceite para el motor
- Líquido refrigerante
- Líquido de transmisión
Junta de culata y sellado
Empezaremos con un examen visual de la junta de la culata. Si vemos manchas de goteos y restos de silicona, goma o cualquier otra cosa extraña, mejor olvidarse; eso significaría que el motor no está bien sellado o ha sufrido una grave avería y lo han tenido que abrir.
A continuación, abriremos el tapón de aceite situado en la parte superior. Aquí, lo que queremos encontrar es obviamente aceite, sea este más claro o más oscuro. Si lo que vemos es lo de la foto de arriba, algo lechoso o de consistencia pastosa parecido a la mayonesa, significa que el agua se está mezclando con el aceite debido a un problema en la junta de la culata o una grieta en el bloque del motor. Esto es motivo suficiente para descartar el barco.
Y ya que hemos abierto el tapón, aprovecharemos también para mirar por el agujero (en algunos motores hay una placa debajo del tapón que sirve para distribuir el aceite, lo que lamentablemente nos impedirá inspeccionar). Queremos comprobar si lo que se ve desde ahí (probablemente, el árbol de levas) está bien engrasado y con buen aspecto, o si las piezas presentan arañazos, surcos, marcas o cualquier tipo de desgaste. Los últimos casos, aunque parezcan poca cosa, significarían que el motor está mal engrasado o ha tenido un mal mantenimiento, y lo mejor, de nuevo, es tachar ese barco de nuestra lista.
Revisión del aceite motor marino
El aceite es uno de los mejores indicadores del estado del motor. Asegúrate de revisar el aceite con el motor parado y frío:
- Extrae la varilla de medición de aceite y límpiala. Vuelve a insertarla completamente y retírala de nuevo.
- El nivel de aceite debe estar entre las dos marcas en la varilla. Un nivel ligeramente bajo puede ser aceptable, pero uno excesivamente alto es motivo de preocupación, ya que podría indicar mezcla con otros fluidos, como agua, anticongelante o líquido de transmisión.
- Examina el aspecto del aceite. Si tiene burbujas, una textura lechosa o partículas metálicas, es un indicativo de problemas serios, como desgaste excesivo del motor o entrada de agua en el sistema.
- A continuación pasaremos los dedos por el líquido y lo obervaremos bien iluminado. Una textura abrasiva o la presencia de partículas metálicas nos hablan de un desgaste excesivo del motor, lo que además de contaminar el aceite afecta seriamente a su capacidad lubricante. Lo oleremos: ¿parece quemado? Mala señal.
- Si apretamos el índice y el pulgar mojados de aceite, los separamos una pizca y vemos que el aceite no se rompe, significa que conserva sus propiedades. Si, por contra, se rompe como lo haría el agua y no tiene elasticidad ninguna, está en mal estado. En cualquier caso, no es raro que los dueños de una embarcación cambien el aceite llegado el momento de venderla, lo cual puede llegar a ser sospechoso si el aspecto general del barco es de dejadez.
Llevar una muestra de aceite a un laboratorio para su análisis puede ofrecerte más información sobre el estado del motor, aunque generalmente este tipo de pruebas es más útil para mantenimiento preventivo a largo plazo que para una verificación puntual. Podemos comparar esta prueba con un análisis de sangre: quizá no prediga un ataque al corazón, pero sí alertar sobre un «colesterol alto» que podría provocar un futuro problema.
Correa, manguitos, abrazaderas y cables eléctricos
- Correa: Tenemos que comprobar que todavía tenga elasticidad y no esté rígida. La presionaremos moderadamente para ver si está cuarteada o demasiado floja: no debería ceder más de un centímetro o lo equivalente a su propio grosor.
- Manguitos: ¿Se ven blandos, agrietados o con rozaduras? Los apretaremos con los dedos para ver si están cuarteados, lo que se traduciría en pérdidas seguras. Al presionarlos tenemos que notar que hay algo circulando por ellos.
- Abrazaderas: ¿Están desgastadas, oxidadas, flojas o tan apretadas que provocan el abultamiento de los manguitos o incluso los seccionan?
- Cables eléctricos: No deben estar agrietados ni endurecidos, y las baterías deben presentar unos bornes limpios, perfectamente fijados y sin signos de corrosión (buscaremos una mancha verdosa en los bornes, en especial en el positivo).
Bomba de agua motor marino
La bomba de agua es clave para evitar el sobrecalentamiento del motor. Ábrela e inspecciona el estado de los álabes del rodete. Su deformación o desgaste nos estarán indicando que ha pasado demasiado tiempo entre los cambios, lo que puede llevar al sobrecalentamiento del motor. La presencia de impurezas nos hablaría de la existencia de partículas de goma circulando por el sistema.
En el siguiente vídeo puede verse qué es una bomba de agua y cómo se cambia su rodete.
Fugas de combustible
Comprobaremos las líneas de suministro de combustible, las bombas y los inyectores. Usaremos una linterna para buscar el reflejo de posibles fugas a lo largo del circuito, que a menudo son invisibles. Seguiremos los conductos hasta llegar a los filtros y comprobaremos que no haya signos de corrosión. Desde ahí continuaremos hasta el depósito.
Codo de escape
En este punto puede acumularse corrosión y carbonilla procedente de los gases de escape, que se mezclan ahí con agua para ser enfriados. El color de su pintura debe ser como la del resto del motor, y si varía significa que hay una mala refrigeración.
Preguntemos por el zinc «oculto» en el motor
¿El propietario cambia los ánodos de zinc del motor?
Los que van colocados en el eje son fáciles de ver, pero el lápiz de zinc que va dentro del intercambiador de calor a menudo se pasa por alto; de hecho, más de un propietario ni tan siquiera sabe que existe. Tiene que cambiarse una vez al año para evitar problemas con la corrosión.
Compartimento del motor y soporte
El espacio en el que el motor va instalado también puede ofrecernos algunas pistas:
- Compartimento: ¿Está limpio o hay salpicaduras, manchas de agua salada, de aceite o anticongelante?
- Bancada: ¿Hay grietas, un exceso de agua o agua mezclada con lubricante?
- Silentblocks (soportes antivibratorios): ¿Presentan grietas, deformaciones o una alineación defectuosa?
- Alineación del eje: Comprobaremos la unión del plato del eje con el motor y el estado de los pernos de esta unión, que deben estar perfectamente apretados. Si el eje no está bien alineado vibrará, en especial al reducir el régimen de giro o dar marcha atrás.
- Estado de la bocina y posibles fugas en el prensaestopas.
Con el motor en marcha
Si nos decidimos a probar el barco en el mar, hagamos que vaya bien cargado, porque en el caso de que haya problemas estos aflorarán con mayor rapidez. En una entrada anterior sobre los trucos de venta más inconfesables de algunos vendedores advertíamos de un consejo leído en internet que nos llamó mucho la atención:
«Prueba en el mar: arranca el motor y deja que se caliente una hora antes de que llegue el cliente. Una batería muerta o un arranque difícil lo ahuyentará. Descarga el barco completamente, toldo y bímini incluidos, y sal a navegar solo con los elementos de seguridad, baterías, agua y combustible. Trata de convencer al comprador de que le acompañen el menor número de personas; haciéndolo así el barco se mostrará más ágil, rápido y alegre, y evitarás que las verdaderas estrecheces de la embarcación y las limitaciones del motor se hagan dolorosamente visibles».
Así pues, advertidos por esto último, fijémonos en lo siguiente:
- Arranque: Observa cuánto tarda en arrancar. Un arranque difícil podría indicar problemas con las baterías, el sistema eléctrico o incluso una bomba de combustible defectuosa.
- Ralentí y respuesta: Un motor debe funcionar suavemente al ralentí. Si se comporta de manera brusca o se cala al acelerar, podría haber problemas de compresión o filtros de combustible obstruidos. También conviene saber que los motores con un régimen al ralentí de más de 800 rpm pueden haber sido configurados intencionadamente para funcionar con un régimen mínimo superior y así enmascarar problemas. Detectar este es el tipo de cosas es lo que hace recomendable el asesoramiento de un mecánico
- Humo: Leamos las señales de humo que nos envía el motor. Un motor bien mantenido puede soltar humo al arrancar o al ralentí, pero no cuando ya se ha calentado y está en marcha. El color del humo también puede darnos pistas sobre posibles problemas: negro si la combustión es incompleta, blanco si expulsa vapor de agua, y azul, que es el peor de los casos, si está quemando aceite.
- Líquido de transmisión: Un poco después de poner en marcha el motor, podemos tomar una muestra del líquido de transmisión y ponerlo en una hoja de papel. Lo inspeccionaremos bajo una luz brillante o a la luz del sol en busca de partículas metálicas, que son signo de un desgaste significativo del sistema de transmisión. Meter un imán largo y delgado (del tipo que los mecánicos usan para recuperar tornillos) a través de la abertura de la varilla y barrer la parte inferior de la caja también puede producir resultados interesantes.
Asimismo comprobaremos:
- Fluctuación de las rpm.
- Fluctuación de la presión del aceite: la baja presión de aceite puede deberse a cualquier cosa, desde bombas de aceite defectuosas hasta fallas en los cojinetes del árbol de levas.
- Aumento de la temperatura del agua: las altas temperaturas del agua pueden deberse a algo tan simple como una bomba en mal estado, pero también pueden ser señal de problemas más graves.
Pregunta por el historial de mantenimiento
Por último, propietario debería tener un registro de mantenimiento detallado del motor, donde se apunten las horas de uso y las intervenciones realizadas. Si el vendedor guarda facturas de reparaciones y cambios de aceite, es una buena señal. No dudes en pedir ver estos documentos antes de tomar una decisión.
Respecto a las horas de uso, ten presente que el contador de horas de un motor puede no significar nada, ya que un vendedor con pocos escrúpulos lo podría cambiar con facilidad.
¿Y dónde está el manual? Todos los fabricantes de motores editan un manual. Es importante tenerlo a mano porque da la respuesta a preguntas como qué tipo de filtro hay que colocar en el circuito de aceite, cuál es su capacidad, hasta qué punto puede tensarse la correa del alternador o cada cuánto debe realizarse esta o aquella tarea de mantenimiento. Trabajar en un motor sin saber la respuesta a este tipo de preguntas tarde o temprano conduce a averías o mal funcionamiento. Si el propietario del barco no tiene el manual, ¿en qué se ha basado cada vez que ha estado trasteando en él?
Resumen de puntos clave
- Importancia de la inspección: Comprar un velero es una gran inversión, y un motor en mal estado puede resultar en gastos inesperados y problemas en el mar. Es crucial realizar una inspección exhaustiva antes de la compra.
- Aspecto general: Un motor limpio y bien cuidado sugiere un buen mantenimiento general. Busca repuestos a bordo como filtros de aceite y combustible, impulsor de la bomba de agua, correa de repuesto, aceite de motor, refrigerante y líquido de transmisión.
- Junta de culata: Fugas, goteos o rastros de selladores indican problemas que requieren atención.
- Aceite de motor: El aceite revela mucho sobre la salud del motor. Verifica el nivel, color, textura y olor. La presencia de agua, partículas metálicas o un olor a quemado son señales de alerta.
- Correas, mangueras y cables: Inspecciona su estado, buscando grietas, desgaste o corrosión.
- Bomba de agua: Comprueba el impulsor para detectar desgaste o daños.
- Fugas de combustible: Inspecciona cuidadosamente las líneas de combustible, la bomba y los inyectores para detectar fugas.
- Codo de escape: El color debe ser uniforme; variaciones sugieren problemas de refrigeración.
- Ánodos de zinc: Pregunta si el propietario los reemplaza regularmente, incluyendo el ánodo interno del intercambiador de calor.
- Compartimiento del motor: Busca limpieza, buen estado de la bancada y alineación del eje.
- Prueba en marcha: Si es posible, prueba el motor en el mar. Observa el arranque, el ralentí, la respuesta al acelerador, el humo del escape y la temperatura del agua.
- Historial de mantenimiento: Solicita registros de mantenimiento, incluyendo horas de uso y reparaciones realizadas.
- Manual del propietario: Asegúrate de que el manual del motor esté disponible.