LA COMPRA DE UN BARCO DE OCASIÓN PUEDE CONVERTIRSE ES UNA GINCANA llena de trampas, muchas de la cuales nos las tendemos nosotros mismos. La falta de experiencia o de realismo puede hacernos optar por algo en malas condiciones o que no cubre nuestras verdaderas necesidades.
Si no podemos permitirnos el lujo de malgastar dinero, he aquí algunos errores a evitar:
1No tener un programa de navegación
Es obligatorio adquirir el barco que mejor se adapte a nuestros planes, ya sean estos hacer largos cruceros, salir el fin de semana con la familia y amigos, participar en regatas o vivir en él. Si, por ejemplo, nuestra intención es realizar largas singladuras, mejor será priorizar la seguridad y fiabilidad frente a la comodidad o el volumen interior. Llegar a un buen acuerdo con el velero equivocado será a la postre un mal acuerdo.
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2Enamorarnos de un barco de segunda mano
Cuidado con la espontaneidad: no queremos amargarnos la existencia con un caro capricho que no se ajusta a nuestras necesidades, está en mal estado o se aleja bastante de nuestro presupuesto inicial. En este último caso, esa cantidad extra bien podría suponer toda nuestra capacidad de ahorro de varios años, ¿de verdad nos compensa? Si se nos permite decirlo así, mejor dejar las compras impulsivas para la cola del supermercado.
Nuestro gran error puede ser una decisión mal meditada tomada antes de empezar a buscar, ya sean las caraterísticas del barco que queremos o el mismo hecho de adquirir uno, porque pensándolo fríamente, ¿si solo vamos a usarlo de vez en cuando, no sería mejor alquilarlo y evitar problemas?
3Enamorarnos de nuestro nuevo yo
No compremos como si la adquisición de un barco fuera a cambiarnos la vida y convertirnos en otra persona.
En este sentido, suele decirse que existen dos tipos de compradores: los auténticos aficionados, que están dispuestos a aprender y dedicar tiempo a su barco, y los que quieren uno como signo de estatus. Si no tienen un bolsillo capaz de responder a todo, estos últimos son los grandes candidatos a meterse en un lío.
Un barco no es como un coche deportivo que se puede dejar aparcado hasta que decidamos volver a sacarlo.
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4No ser realistas
Mucha gente que busca el velero de sus sueños tienen expectativas poco realistas. ¿Un velerito de 8 metros de eslora con timón de rueda? Sí, alguno hay, pero no es lo que de entrada cabe esperar de un viejo barco de ocasión. ¿Tanto espacio en cubierta que podamos tomar el sol en unas glamurosas colchonetas? Con todo lo que hay instalado en ella, muchas veces eso no puede hacerse ni en un 12 metros.
5No ser pragmáticos
Al adquirir un barco nos puede suceder lo mismo que al comprar cualquier otro bien: elegir lo que deseamos en lugar de lo que nos conviene. Todos conocemos a personas que poseen un ordenador de 2.000 euros que solo usan para navegar por internet, una cámara fotográfica de 1.500 euros a la que no saben sacarle partido, o una preciosa moto trail perfectamente equipada para cruzar África a la aventura con la que, como mucho, hacen alguna escapada de fin de semana. ¿Queremos que nos pase lo mismo con nuestro barco?
Comprar un barco demasiado caro de mantener o que pida demasiadas atenciones es el mejor modo de terminar hartos o desilusionados.
6No buscar lo suficiente
Veamos tantos barcos como podamos y no descartemos nada hasta haberlo examinado en persona. No seríamos los primeros en descubrir que el modelo que más nos conviene no es el que teníamos en mente. Estemos preparados para ser flexibles.
7Comprar un barco sin conocer su historia
Porque todos tenemos un pasado.
8No preguntar
Puede suceder que un barco en venta lleve tiempo abandonado o haya sido alquilado de manera irregular a turistas de todo tipo y pelaje. Preguntemos a los vecinos del pantalán qué saben de él. Si no encontramos a nadie informado, foros como el de la Taberna del Puerto o el grupo en Facebook de Bolsa de Navegantes pueden servir para lo mismo. barco de ocasión
Al visitar una marina también podemos toparnos con un barco de aspecto olvidado que se ajusta a lo que buscamos pero que necesita una fuerte inversión para dejarlo a punto. En casos así el propietario podría aceptar un precio realmente bajo por librarse de su carga. Con todas las prevenciones lógicas, estemos atentos a las oportunidades.
9Ignorar los gastos aparejados
O lo que es lo mismo, comprar lo que no podemos mantener. Además del precio del barco, de los impuestos y del coste de los distintos trámites (puntuales o periódicos, como la ITB), tenemos que contar con el amarre, la varada y el antifouling anual, el seguro y lo que nos gastaremos en combustible, en atracar en otros puertos, en mantenimiento y en imprevistos. En un velero de 8 metros, por ejemplo, todo eso junto puede suponer fácilmente entre 4.000 y 5.000 euros anuales. Hagamos cuentas.
10No negociar
El precio de casi cualquier barco de ocasión es negociable por muy diversas razones. Las principales:
- Es difícil de vender.
- Siempre hay algo que necesita ser reemplazado, reparado o actualizado.
- El vendedor sabe que el comprador querrá negociar y empezará pidiendo más de lo que realmente espera conseguir.
11No formarnos
Cuanto menos sepamos más expuestos estaremos a tomar una mala decisión o a que nos den gato por liebre. Para saber dónde están los posibles riesgos, lo mejor es empezar por aprender tanto como sea posible sobre veleros y su mantenimiento y sobre los tipos de desperfectos que les suelen afectar. Para orientar en ese sentido hemos preparado una completa guía revisión de un velero de ocasión llena de técnicas, trucos y ejemplos ■
REVISIÓN DE UN VELERO DE OCASIÓN: GUÍA COMPLETA