En cualquier puerto o marina, es fácil encontrar a patrones hablar de las mejoras que le hicieron a su barco o de los detalles de su última travesía. Sin embargo, hay algo que parece mantenerse siempre en segundo plano: los costes asociados a tener y mantener una embarcación.
Para muchos, la náutica es sinónimo de libertad, aventura y lujo. Y aunque es cierto que se trata de una afición apasionante, también lo es que su coste financiero es alto, constante y, a menudo, impredecible. Entonces, ¿por qué a los propietarios de barcos les cuesta tanto hablar de este tema? ¿Es una cuestión cultural, de estatus, psicológica?
El glamour de la náutica y la imagen social
Tradicionalmente, la náutica ha estado ligada al lujo, la exclusividad y el estatus social. Hacerse con un barco no es simplemente adquirir un bien, es también una declaración sobre uno mismo. Muchos ven en ellos (o vemos, para ser sinceros) un símbolo de éxito personal, de haber llegado a un punto en la vida donde el lujo y la libertad son asequibles. En este contexto, hablar de los gastos asociados a mantener un barco podría restar glamour a la narrativa personal que se quiere transmitir. Además, el coste no siempre se limita a cifras, también implica tiempo y esfuerzo. Y aquí, reconocer que el mantenimiento es un dolor de cabeza constante es aceptar que la imagen de éxito no es tan perfecta como nos gustaría.
La negación del coste como parte de la pasión
El barco es, para muchos, más que un bien material: es un refugio, una escapatoria, un sueño realizado. Y, como con muchas pasiones, los aficionados solemos minimizar o incluso ignorar los aspectos menos placenteros de nuestra afición.
Aquí entra en juego un mecanismo psicológico conocido como «disonancia cognitiva», que se define como la tendencia que tenemos a evitar información o pensamientos que entren en conflicto con nuestras creencias o deseos. En este caso, un propietario puede no querer pensar en cuánto gasta en su barco porque eso entra en conflicto con el placer que le proporciona. Es más fácil evitar la conversación sobre dinero y centrarse en los aspectos positivos de la náutica: la brisa marina, la aventura, la tranquilidad del océano.
La náutica tiene un fuerte simbolismo social. Para muchos, hablar de gastos es admitir una vulnerabilidad
El «quiero y no puedo»
La cultura náutica, al igual que muchas otras esferas sociales, tiene reglas no escritas, y una de ellas parece ser evitar hablar de dinero. En ciertos círculos, hablar de costes relacionados con algo considerado un lujo puede ser visto como de mal gusto o como una muestra de inseguridad.
Además, se puede percibir como una vulnerabilidad. Admitir que mantener un barco es caro podría sugerir que el propietario está teniendo dificultades para hacerlo, que lo suyo es un «quiero y no puedo». Y en un contexto donde el barco es un símbolo de estatus, esta admisión puede generar incomodidad.
El impacto financiero real y el estrés oculto
Aunque no se hable abiertamente, el coste de mantener un barco es significativo: las reparaciones, los seguros, el amarre, el combustible y otros gastos recurrentes suman cifras importantes a lo largo del año. Son gastos que no se evitan fácilmente y que pueden generar estrés financiero y una preocupación latente por los costes.
Este estrés oculto puede incluso afectar la relación emocional que uno tiene con su barco: lo que una vez fue una fuente de alegría y libertad, puede comenzar a sentirse como una carga o una responsabilidad onerosa. Y al no compartir este estrés con otros, la sensación de aislamiento y presión financiera puede aumentar.
El beneficio de la transparencia financiera
Si bien el tabú de hablar de dinero en la náutica parece profundamente arraigado, romperlo podría traer beneficios. Ser más abiertos sobre los costes de mantener un barco no solo permitiría a los propietarios planificar mejor, sino que también podría generar una comunidad más solidaria, y ayudaría a futuros compradores a tener una idea más clara de lo que implica tener un barco.
«¿Te lo puedes permitir?». Una frase que esconde más de lo que parece
En el mundo de la náutica, no es extraño escuchar la frase: «Si te preguntas si te lo puedes permitir, es que no te lo puedes permitir». ¿Qué implica realmente este comentario? Más allá de ser un simple consejo financiero, suele esconder un trasfondo elitista que afecta la forma en que algunos perciben la comunidad náutica. Te invitamos a explorarlo en nuestro post sobre náutica y elitismo.
Estoy de acuerdo. Muy buen articulo y agrego puntualizando. Si no tienes dinero y quieres un velero, tienes que «sacrificar» tu estilo d vida en tierra; lo ideal es estar de lleno en la nautica y vivir en tu barco, hacer de tu barco lo numero uno, incluso tu medio de ingresos tanto el velero como involucrarse en las diversas oportunidades de trabajar y vivir de la nautica. Por eso nos llamamos GENTE DE MAR.