COMO ADVERTIMOS EN ALGÚN OTRO LUGAR de esta web, a menudo se selecciona un barco pensando más en aspectos subjetivos que en el uso que se le va a dar. La verdad, no nos atrevemos a decir que mal hecho, porque cada cual compra lo que le apetece o hace ilusión, pero si solo nos guiamos por eso es fácil optar por un barco que, por lo menos en meramente práctico, no sea la mejor opción: demasiado grande o demasiado pequeño, demasiado sencillo o demasiado complejo, etc.
Prever nuestro programa de navegación puede evitar que caigamos en alguno de esos demasiados. ¿Y qué es un programa de navegación? Pues simplemente saber el uso habitual que le vamos a dar a nuestro barco y las condiciones en que vamos a hacerlo.
En la búsqueda de un viejo velero de segunda mano, que es la liga en la que competimos en este sitio web, algunas consideraciones de diseño son bastante obvias. Por ejemplo, la falta de estabilidad direccional inherente a la mayoría de quillas de aleta hará que el timonel (o el piloto automático) tenga que trabajar constantemente. Eso puede no ser un problema si solo salimos a pasar el día, pero es un punto a tener muy en cuenta si tenemos previsto hacer viajes largos.
Solo a modo de apunte, pensemos qué podríamos hacer con nuestro velero:
- Salidas de un día.
- Cruceros cortos: un fin de semana con la familia, por ejemplo.
- Participar en regatas.
- Veranear (combinación de cruceros cortos y vida en puerto).
- Uso mixto como vivienda principal y crucero (parecido a lo anterior pero dando más importancia a la habitabilidad de la embarcación).
- Grandes viajes.
O por dónde vamos a navegar:
- Aguas profundas o poco profundas.
- Mar abierto o navegación costera.
- Zonas con vientos débiles o fuertes: Si, por ejemplo, en nuestra zona de navegación los vientos acostumbran a ser débiles, lo lógico será evitar veleros con un gran desplazamiento, o de lo contrario apenas nos moveremos o tendremos el motor continuamente en marcha.
Asimismo, tendremos que considerar si vamos a navegar en solitario o con tripulación, lo que quizá nos obligue a elegir entre:
- Una balandra, cuyo manejo es, en principio, más sencillo que el de un queche.
- O un queche, normalmente más amplio y cómodo y con mejor comportamiento ante vientos fuertes que una balandra.
Todo este tipo de cuestiones las abordamos en detalle en las siguientes entradas: